.Sonrisas de medianoche.


Había caminado tranquilamente durante tres manzanas desde que se despidiese de sus amigos en el club en el que, hasta hace escasos 5 minutos, había estado celebrando entre copas y bailes su ascenso en el trabajo, caminaba con la despreocupación que otorgan unas cuantas copas de más y casi sin volver la vista atrás, salvo por aquella sombra que le había parecido ver al doblar la esquina en la avenida.

- (Meeeeeeeeeeeeeeek) ¡A ver por donde vas!

Le grita un conductor al atravesar sin mirar por mitad de la calle, y este, recibe un corte de mangas como respuesta, acompañado de un "jódete" con la mirada perdida en la dirección que se aleja.

Al llegar a la altura del callejón junto a su casa, se detiene, extrae un cigarrillo de su pitillera y lo enciende con una de esas cerillas promocionales, voltea el cerillero, "¿Quiere dejar el tabaco? Llame ahora y nosotros le daremos la solución". Sonríe y piensa "¿Quien demonios será el encargado de marketing de esta empresa? Aunque pensándolo bien..."

- (¡Clank!) ¡¡¡Miaaaaaaaaauuuuu!!!

Un gato negro sale disparado de entre las sombras del callejón, pasa entre sus piernas y se pierde calle abajo mientras la tapa metálica de uno de los cubos de basura rueda hasta chocar contra su pie. La farola parpadea mientras se acuclilla para recogerla, dando una profunda calada al cigarro se acerca a la boca del callejón y la coloca en su lugar, entre las sombras, a un par de metros, surge una figura iluminada parcialmente al contraluz de una de las ventanas del edificio. 

Solo acierta a ver una sonrisa antes de que un tentáculo le agarre por el cuello y el callejón lo engulla entre las sombras. 

El cigarro cae al suelo y rueda hasta el bordillo, huméa hasta que un zapato blanco lo pisa mientras un gato negro se sube al cubo de basura y lame sus patas manchadas de sangre.

No hay comentarios: