Tu ausencia es algo parecido al zumbido sordo que deja un obús después de detonar. Cuando eres capaz de alzar el rostro, con los oídos ensangrentados, levantas la mirada y a tu alrededor sólo ves escombros, humo y llanto. Quieres correr en cualquier dirección, pero dudas, temes, te acuclillas y lloras.
Entonces oigo tu voz.
-Te estoy esperando...
Pero yo no, yo ya estoy contigo. Hace tanto tiempo que lo estoy que ya no sé si en tu ausencia vivo contigo o sin mi.
- Te estoy esperando...
Pero yo no, yo ya estoy contigo. Plantando rosas de papel y regándolas con la tinta de mi sangre hasta ser consciente del tiempo que requieren para crecer, y el tiempo que necesito para olvidarlas cuando te las regalo.
- Te estoy esperando...
Pero yo no.
Yo ya estoy contigo.
Tu ausencia es como viajar en un barco a la deriva. Después de noches en vela, eres incapaz de saber si eres tú o es el océano el que se mueve. Quieres correr en cualquier dirección, pero dudas, temes, te acuclillas y lloras.
Ya no oigo tu voz...
El frío, la emoción y las lágrimas sacuden mi respiración. Tiemblo. El viento mece mis alas.
Ya no oigo tu voz...
Me lanzo al vacío sabiendo que hay alas que sólo tienen un viaje de ida y si intentas regresar, sólo te espera la caída.
Oigo tu voz.
El viento se levanta, hace volar sobre mí, miles de rosas de papel.
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